No hay duda, los más grandes genios del cine fueron Charles Chaplin y Buster Keaton. No se pueden comparar, cada uno tenía su propio estilo y completamente diferente el uno del otro. Chaplin utilizaba cada musculo de su cara y de su cuerpo para dar a entender al publico su estado de ánimo. Keaton era inamovible e impasible no movía ningún musculo representativo de su estado de ánimo, su mirada era inexorable. Chaplin y Keaton son o tendrían que ser patrimonio universal de la humanidad.
Chaplin no escribía ni utilizaba un guión previo, la técnica del storyboard lo implemento Hitchcock más adelante. Chaplin tenía la película en su cabeza y la iba desarrollando a medida que rodaba. A veces se pasaba días o semanas buscando la resolución de una escena. Por ejemplo, en “Citylights” (Luces de la ciudad), tardó dos años en conseguir el final que le satisfacía. Cuando la chica (antes ciega) la da una flor y una moneda y al final le reconoce (no desvelo el secreto de la película). No hacen falta palabras, incluso sobran los títulos, véanlo…
Keaton es sorprendente por todo lo contrario. Su lenguaje es la acción, una acción que parece sencilla, pero no lo es en absoluto. Detrás esta una planificación minuciosa. No usaba dobles, en la pantalla siempre es Buster Keaton, incluso en las escenas más peligrosas.
Se dice que nació el mismo año que el cine, a los tres años ya trabajaba con sus padres en un trió denominado “Los Tres Keaton” donde era lanzado por sus padres al aire desde un lado al otro del escenario y finalmente pisoteado. Houdini le dio el sobrenombre de “Buster” por su aguante en la escena. La traducción al castellano seria “macho”, aunque también puede significar “el tío que arde”. Precisamente durante el rodaje de “El maquinista de La General” se produjo un incendio, él se quito los pantalones y en calzoncillos apagó las llamas. El cuerpo de Keaton era un mapa geográfico de cicatrices, una marca por cada película.
Vean un par de escenas de “El maquinista de La General”
Buster Keaton tenía un talento natural como acróbata, capaz de manipular grandes máquinas y parecer que es sencillo. En cambio Chaplin se manipula a sí mismo, utiliza la mímica con gran habilidad, es un virtuoso de la pantomima.
Para poder desarrollar su genio, necesitaban independencia de las grandes productoras. Chaplin lo entendió muy bien y fundó sus propios Estudios y su productora en 1919. Así pudo ser actor, director, compositor, productor y distribuidor. Es dueño de su tiempo y de su producto del principio al fin. Tardo en pasar-se al sonoro, pero lo hizo de forma admirable en “The Great Dictator” (El Gran Dictador), donde por primera y última vez hace hablar simbólicamente a su personaje de Charlot en el discurso final contra la guerra.
Keaton en cambio no se independizo de las productoras y se paso a la Metro Golden Mayer, ese fue el error más grande de su vida. No supieron darle voz a su personaje, Keaton acabó alcoholizado, pobre y deprimido. Se ganaba un sustento creando gags para los Hermanos Marx y Red Skelton.
Es una desgracia para la humanidad todas aquellas películas que nunca se han realizado, como aquella de “Los Hermanos Marx en las Naciones Unidas” que pretendía realizar Billy Wylder y nunca se hizo.