La Catedral de Notre Dame de París es uno de los
mejores ejemplos del arte medieval. Cada uno de sus elementos parece
formar parte de una delicada sinfonía construida en piedra a orillas del
Sena. En sus más de 800 años de historia ha fascinado a todos los
visitantes de la Ciudad de la Luz y se ha convertido en uno de los
lugares favoritos para los visitantes de París.
Notre Dame de París comenzó a construirse en el año 1163, aunque las obras terminaron a mediados del siglo XIV. Fue uno de los primeros templos de estilo gótico
que se construyeron en el mundo. En su arquitectura podrá deleitarse
con alguno de los elementos de este estilo más conocidos: arcos
ojivados, techos altos y una espectacular luminosidad.
En el exterior de la Catedral de Notre Dame destacan sus dos macizas torres de más de 69 metros de altura.
Las atalayas están repletas de gárgolas entre las que le parecerá ver
la figura encorvada de Quasimodo, el jorobado de Notre Dame. Suba hasta
lo alto de estas torres para disfrutar de una panorámica espectacular de
París y el río Sena.
En la puerta occidental del templo encontrará tres impresionantes
pórticos. De norte a sur son las puertas de la Virgen, el Juicio Final y
Santa Ana. En cada uno de estos pórticos podrá apreciar numerosas
estatuas que representan escenas bíblicas cargadas de simbología y que suponen una maravilla de arte medieval.
Sobre estos pórticos esta la llamada Galería de los Reyes,
que tiene varias estatuas de los monarcas bíblicos de Israel. Estas
esculturas fueron destruidas durante la Revolución Francesa porque se
creían que representaban a reyes franceses. Sin embargo, las réplicas
que se construyeron entonces, y que se pueden ver hoy día, son un calco
de las anteriores.
En el interior de Notre Dame de París podrá maravillarse con la mágica luz que se filtra entre las vidrieras y los enormes rosetones
que decoran sus paredes. La unión entre la piedra y el vitral de Notre
Dame es una de las razones por las que esta catedral está considerada
una maravilla del mundo del Medievo.
La Catedral de Notre Dame se convirtió en un símbolo del Romanticismo
gracias a la novela de Víctor Hugo Nuestra Señora de París, la historia
de Quasimodo y Esmeralda. Gran parte de la obra
transcurre entre las paredes de este templo. No le será difícil
imaginarse a Quasimodo, Esmeralda o Frollo en su interior.
Notre dame ha sido también el escenario de numerosos acontecimientos históricos, como la coronación de Napoleón como emperador en 1804. Destaca también la beatificación de Juana de Arco, actual patrona de Francia, que tuvo lugar en 1909.
Si quiere recorrer la totalidad de Notre Dame, podrá sumergirse bajo el templo y visitar su cripta.
Bajo los cimientos de la iglesia encontrará los restos arqueológicos
del templo romano que se situaba en este mismo lugar hace más de 2.000
años.
No se pierda tampoco una visita a Notre Dame iluminada,
cuando cae la noche. La belleza de la iluminación y la cercanía del río
Sena conforman una postal inolvidable que le enamorará de la Ciudad de
la Luz.
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